Hay algo detrás de la música de estos Neoyorkinos que hace que estas pequeñas odas, de musicalidad brillantemente graciosa, inciten a exhumar épocas pasadas, su sonido es acogedor, crea escenarios con delicados balances entre un caos controlado y un psicótico confort. Extrañamente se produce una sensación de familiaridad que se escucha en cada nota que sale por los speakers y súbitamente nos da la sensación de haber esperado por mucho tiempo por este álbum. The walkmen esta vez invocan los espíritus de los Righteous Brothers, cuyos ecos reverberan en todos y cada uno de los instrumentos, combinándolos magistralmente con vientos de añoranza, guitarras de ostentosos feedbacks que dejan ver pequeñas estelas de aquellos gigantes que se colgaban la guitarra al cuello y nos hacían estremecer, compases muy sesenteros y una rara actitud de abatimiento, todos elementos que combinados simplemente nos hacen rendir ante su música, es sencillamente magnífica.
1 comentario:
El mejor disco del 2008 sin duda alguna, y el que diga lo contrario nos vemos a la salida...:)
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